A continuación reproducimos el prólogo del libro de cuentos Viaje a Monpratior de Kurt William Hackbarth, el cual se publicará en el mes de marzo de 2022.

Tiene usted en las manos, querido lector, el nuevo libro de cuentos de Kurt Hackbarth. Cuidado, agárrelo fuerte, que no se le escape. Porque entre sus páginas se encuentra una vorágine de textos tan enigmáticos, tan temática y estilísticamente variados que parecen haber surgido de un remoto rincón de la conciencia al que podrían ser llamados de vuelta en cualquier instante. Directores de cine que drenan por la cañería. Muchachas que pintan escaleras al cielo. Portentosas deformaciones de la tela de espacio-tiempo en plazas públicas y en baños privados. Bares con dos caras, hombres con dos muertes, palabras con dos significados, historias con dos versiones. Y, en el cuento titular, una ciudad invisible digna de Calvino que muta con las estaciones y ejerce un creciente mando sobre la voluntad de quien la sueña.

Pero quizá esto es lo que menos debería sorprendernos del autor, que parece haber surgido de su propio rincón y con su propia proclividad hacia la mutación. Italiano, alemán, irlandés, gringo de nacimiento, mexicano de adopción, dramaturgo, actor, músico, políglota, periodista, hay una calidad proteica en Hackbarth que esquiva los habituales patrones de clasificación y se manifiesta en una constante búsqueda de escenarios de desdoblamiento. Juegos de alto riesgo que se reflejan en personajes que comparten la compulsiva necesidad de su creador de reinventarse o –si nos atrevemos a creer en la capacidad ontológica de la ficción– de reconfigurar el mundo a través del cuento. Así Camello en “Fósforos Blancos”; así Osorio Ramos en el último movimiento del libro Sinfonía #1; y así, en el texto que cierra este volumen, Héctor Fabiani en “La última y buena noticia sobre Haroldo Conti”.

¿Qué es lo que impulsa a alguien a renunciar a su cultura –una, además, que se jacta de ser de una superioridad incuestionable– para reivindicar otra, radicalmente diferente? ¿Qué es lo que lo impulsa a llevar esta apostasía a tal grado que repudia hasta su idioma de cuna? ¿Qué trauma merodea detrás del trajín, qué dolor detrás del desplazamiento? Asunto, ése, que considero mejor dejar en manos de sus biógrafos. Atrevámonos, además, a dejar de lado el desgastado paradigma de “arte como sublimación de neurosis” para explorar otros senderos. Quizás lo que motive a un escritor como Hackbarth no es –o no sólo es– el deseo de liberarse del encierro de un pasado, como Stephen Dedalus en Retrato del artista adolescente procuraba escaparse de las redes de nacionalidad, lengua y religión. Quizás se trate de una reiteración de la llamada más vieja de la historia: la de la aventura. Y ya que las posibilidades de una aventura de este tipo en el mundo exterior han sido drásticamente restringidas –desde hace cuatro siglos, los desaforados gigantes no son más que molinos– lo que queda es un viaje interior en el que uno tiene que ir construyendo su propio laberinto a la vez que lo recorre.   

En el traspaso de una pauta de aventura a otra, sin embargo, el riesgo permanece. En otros paños, es el peligro que ha compartido todo aventurero a lo largo de la historia: el de quedar varado en algún escollo, lejos de ayuda y sin poder regresar a casa. Así Raem y el oficial en “Isla Pelona”; así la estirada bañista Katarina en “Horizonte”. Y así, en el cuento que da título a este volumen, Anya Sewick. Incluso Anya sube la apuesta en comparación con los demás, atreviéndose, en el sótano de un viejo palacio que queda debajo del nivel del agua, a cambiar su nacionalidad de R. a Monpratior. El franquear de un punto de no retorno que tendrá consecuencias graves para ella y para la ciudad. No podría ser de otro modo. Los juegos de identidad, por cómicos, absurdos o accidentales que parezcan, son mortales. Y los cuentos de Kurt Hackbarth, así como su vida, constituyen una contundente documentación de eso. Espero que después de terminar este libro, usted, querido lector, pueda encontrar su camino de regreso.            

Guillermo Veronesi

Oaxaca de Juárez, Oaxaca

Enero 2022

Deja un comentario

Cerrar

Carro

No hay productos en el carrito.

Buscar